DE 1.0 A ENTORNOS VIRTUALES

 

Estábamos acostumbrado durante décadas a entornos 1.0, es decir; espacios físicos, donde nosotros como estudiantes debíamos dirigirnos presencialmente, sentarnos en un pupitre y ser actores pasivos del proceso, nuestro deber era solamente recibir la retahíla de información que estaba diseñada de forma genérica para un indeterminado grupo de personas, a diferencia de hoy día, donde los procesos de aprendizaje se llevan a cabo en plataformas virtuales, lo cual considero un recurso formativo ideal para situaciones como las vividas actualmente, y no hablando en términos de pandemia, sino que vivimos en una sociedad cada día más globalizada, ajetreada y el ritmo de nuestro día a día va en aumento, así que el hecho de seguir aprendiendo a la vez que optimizamos nuestro tiempo, es una característica de estos entornos virtuales de la que debemos estar muy agradecidos.

Usar redes y plataformas virtuales (tal cual como esta, donde se está desarrollando el presente análisis) que faciliten el proceso de enseñanza y aprendizaje sin lugar a dudas nos deja tres grandes beneficios:

1. Revaloriza la redacción, la destreza mental y la capacidad analítica del estudiante.

2. Nos convierte en creadores y consumidores de información.

3. Promueve nuestro criterio para analizar información encontrada, la cual muchas veces puede ser confusa, extensa e incluso errónea, por lo que el uso de dichas plataformas y ambientes virtuales general habilidades en nosotros para discriminar, examinar y sintetizar cualquier tipo de información que llegue a nosotros.




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